Tratar un diente debido a que una caries o un traumatismo han afectado el sistema endodóntico no es un desastre y, sobre todo, no es exclusivo de superespecialistas con equipo y experiencia inigualables. Reparar el daño causado por un dentista anterior que no fue lo suficientemente cuidadoso y causó un desastre no es imposible. Sobre todo, un diente gravemente afectado por caries, procedimientos previos inadecuados o un traumatismo no es inseguro y conlleva un pronóstico muy dudoso.
El propósito de este día es:
1) Gestionar eficazmente una emergencia endodóncica, incluso con un horario ajustado. La pulpitis, el absceso endodóncico y la exposición pulpar postraumática deben abordarse INMEDIATAMENTE.
2) ilustrar cómo la técnica de preparación del conducto radicular es sencilla, predecible y ciertamente al alcance de todos los colegas dispuestos a dedicarle un poco (pero realmente muy poco) esfuerzo.
3) destacar cómo el relleno de conductos radiculares, especialmente con la llegada de los cementos biocerámicos, es simple y predecible.
4) Racionalizar los sistemas de manejo de casos complejos, especialmente en presencia de incidentes como perforaciones o variantes anatómicas complejas (ápices muy grandes).
Por lo tanto, mi filosofía endodóncica apunta a combinar el sentido común con las técnicas de preparación y relleno de los conductos radiculares, utilizando menos instrumentos, reduciendo los pasos (casi exclusivamente con instrumentos mecánicos), conservando el tejido dental y realizando restauraciones de coronas de inmediato; simplificando y acelerando en última instancia todos los procedimientos.



